15 septiembre 2015

Cuaderno de Bitácora: Andanzas de una investigadora II

Ya entrado septiembre y a modo de despedida de las vacaciones, termino con el resumen fotográfico de mi viaje de investigación por Figueras y Barcelona. 
Como comenté anteriormente, nos quedamos en pleno Figueras, en el segundo día de estancia, momento en el que aprovechamos para hacer un poco de turismo y acercarnos a uno de los museos más importantes de la zona, como es el caso del Museo Dalí, un edificio que es una obra de arte en sí mismo, envoltorio de toda una serie de esculturas y habitaciones que no consiguen sino abrir una ventana a la visión surrealista de este peculiar artista.



Aquí tenemos dos vistas de la primera sala, aquella que da la bienvenido a los visitantes, donde podemos encontrar un montaje exterior compuesto por toda una serie de piezas sin ninguna coherencia. Igualmente, también podemos ver la cúpula que cubre el montaje más impresionante de todo el museo.


Este es únicamente uno de los lados, a los lados podemos encontrar también toda una serie de montajes con diferentes piezas. En resumidas cuentas: una locura. Y aquí dejo un botón de muestra de lo que pude ver.





Realmente en cuanto a Figueras, no hay mucho más que contar (ni tampoco mucho más que hacer) así que tocaba marchar rumbo a Barcelona, donde pasamos un par de días bastante intensos.
La hora de llegada y el retraso del responsable del hostal donde estábamos no nos permitió hacer nada de lo que queríamos, por lo que nos limitamos a quedar directamente con unas amigas para cenar y, ya de paso, cisitar una tienda Disney en la que un pequeño Hans se vino conmigo a Zaragoza.
El segundo día fue el del turisteo, ya que nos topamos con toda una serie de obras modernistas mientras hacíamos tiempo hasta la hora en la que yo tenía cita con mi segundo investigado. También visitamos una galería con un montón de muñecas japonesas antiguas, así como otra (preciosa) tienda Disney que nos salió al paso.




Terminamos el día con mi cita, el correspondiente achuchamiento de la muñeca que iba a catalogar, comida un un Wok (terrible, la verdad es que no me gustó nada, todo estaba desordenado, poca variedad y con una sensación de aceitoso y graso todo, prácticamente comimos a base de helados). Igualmente, visitamos la tienda de Norma (ese piso de abajo todo lleno de manga y merchandising fue demasiado para el body) y rumbo a la estación, ya que realmente estábamos buscando una exposición de Lola Anglada pero los señores del edificio correspondiente nos tomaron por locos (y realmente esa exposición existía). Sudados, reventados, dorloridos y con sueño, volvimos a Zaragoza con ganas de coger la cama y tomar una buena ducha.

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