03 octubre 2016

¿Qué inclina la balanza del cosplay?

De un tiempo a esta parte, me ronda por la cabeza una cuestión referente al mundo del cosplay (no en el mundo profesional ni nada por el estilo, sino más bien a nivel local, de a pie), y son los factores que despiertan la admiración de los demás: cuáles son y porqué vienen determinados.

Voy a partir hablando de ciertas personalidades presentes en este mundo que despiertan mi admiración, como puede ser el caso de Yaya Han, David chan o Limnauth (he intentando aportar una lista homogénea, donde encontramos a la, quizás, cosplayer más famosa del mundo, a un creador francés que parece ser menos conocido pero con un trabajo espectacular, y por último, a una mujer española habilísima en todo tipo de campos). Estas personas despiertan mi admiración por varios factores entre los que, evidentemente, destacan sus habilidades, el acabado de sus trajes, sus caracterizaciones, fotografías... en resumidas cuentas, la apreciación de los mismos viene determinada por la calidad de su trabajo, por lo que ellos muestran en su portfolio, no por el hecho de que sean muy guapos, simpáticos (es más, yo no los conozco personalmente) o muy famosos. No.

Sin embargo, a un nivel más pequeño, dentro de los, llamemoslo "amateurs" (con este término quiero abarcar a las personas que tienen el cosplay como hobby, que se presentan a determinados concursos y acuden a eventos pero todo queda a una menor escala, como digo, a un nivel más local), es que veo todo lo contrario: me encuentro con una admiración determinada por una forma de escribir repelente y cursi, por la cantidad de post colgados en redes sociales o por la cantidad de concursos a los que decides presentarte (ojo, que no por haberlos ganado). Sinceramente, esto me quema, me resulta molesto por varios factores:

  •  En primer lugar, uno de los motivos que me ha llevado a escribir este post es el spam masivo y la creación de una imagen a través de las redes sociales. Una vez oí decir que "si no está en Instagram, no existe", pues este mismo caso lo podemos aplicar a Facebook, Twitter, y a toda red social que comparta este tipo de características. Me refiero básicamente al bombardeo masivo de textos anunciando el traje que te estás haciendo, como vas a comprar telas, como se te ha roto una uña y como te has quemado con la silicona caliente, vaya drama y desgracia. Y la gente se vuelve loca, se vuelca porque parece ser que esas personas están haciendo un esfuerzo masivo y terrible, y por ello el resultado es... vamos, es la panacea en bicicleta. Pero es que en el otro lado tenemos a personas que van a su aire, patronan sin decirle nada a nadie y, como mucho, cuelgan un par de fotos del traje acabado en un evento porque realmente están demasiado ocupados disfrutando con sus amigos. Prefiero a esas personas que muestran con ilusión como han terminado una pieza complicada, a las que bombardean subrayando su esfuerzo y las penurias que pasan para terminarla.

  •  Por otro lado, como ya he comentado arriba, parece que cuanto más se mueva una persona y, por ello, en más concursos participe, mejor cosplayer y mejor calidad tienen sus trajes. Pues no, señores, no. A mi parecer, es muy triste dedicarte a recorrer media España de concurso en concurso a la caza de salir en vídeos y en fotos si no disfrutas el evento. En mi caso, yo me rijo por una máxima que es: si realmente me interesa un evento iré con o sin cosplay, es decir, el cosplay no va a ser un factor determinante en mi decisión. Pero no hago más que encontrarme todo lo contrario una y otra vez, y claro, como vas al sitio correspondiente por el susodicho concurso ya está, jo, cuento interés y esfuerzo pones, que entusiasmo, que calidad, es que sino ganas voy y les pego...

  •  Otro tema que me llega es el de los materiales, es decir, como parece que muchas veces se inclina la balanza hacia aquellas personas que usan materiales caros. Oh, mira a fulanita, se ha comprado una lámina de worbla, buah, seguro que es buena y genial y una gran cosplayer, menganito se ha hecho una super chaqueta hasta los pies, pero no lleva worbla. Por suerte, creo que en las competiciones oficiales se está demostrando que muchas veces juega en favor la imaginación y el cuidado en el tratamiento de los materiales, que el precio que estos tienen. La consideración de un traje no tiene que venir determinada por el uso de goma eva, de worbla o del material que quiera el creador, lo importante es el resultado final, y más mérito tiene una persona que ha estado trabajando la goma eva que uno que llega, se compra la lámina de worbla y le aplica calor.

  •  Quiero terminar, porque la longitud se me está yendo de las manos, con el tema del postureo, es decir, el escoger trajes y personajes por la moda del momento, no por el interés que despiertan en quien los va a llevar. O que se dedican a cotorrear los trajes que más han salido en vídeos y en fotos para hacer lo mismo. O que, incluso, llegan a intentar pisar a los demás para ser los primeros, o llevarse más fotos de modo que el que venga detrás que arree. Este es un elemento bastante tóxico, a mi parecer, y más si tenemos en cuenta que esto se hace por gusto y afición, por uno mismo y no por los demás.

En resumidas cuentas, lo que quiero decir es que parece que son los peores factores los que vienen a inclinar la balanza y despertar la admiración de los demás en el mundo del cosplay: la presencia masiva en redes sociales (que se traduce en spam constante, drama y mucho postureo) y el moverte mucho, porque da igual que después del evento tu traje esté para tirar por haberlo hecho deprisa y corriendo, te adorarán por todos esos cortes y quemazos, mientras que otra persona que se ha dejado los dedos en su casa, tranquilamente, sin pregonar sus miserias por ahí, no importará lo más mínimo, y si enseñas cacha, aún mejor. 

Así nos va.